LA GENTE DEL OLIVO | Árboles parlantes | Olive Tree People

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El sonido del olivo hoy 21.11.2024

Los árboles están meditando, viviendo.
Seres con la fuerza para guiarnos
De vuelta a nuestro centro.

Si cambias tu frecuencia, cambias tu vida.

Dendrómetro de la gente del olivo
en el olivo

Desde 1997, el fundador de OLIVEDA, Thomas Lommel, sueña con compartir con otras personas su experiencia transformadora con los olivos de montaña. Este sueño se convirtió en una misión. En 2015, en colaboración con artistas, profesores universitarios, biocientíficos, físicos y especialistas en informática, inició un proyecto extraordinario: OLIVE TREE PEOPLE: quería dar voz a los olivos de montaña, hacerlos audibles y tangibles, conectarnos a los humanos con ellos, en tiempo real, 24 horas al día, 7 días a la semana.

En cada tienda OLIVEDA/OLIVE TREE PEOPLE, los árboles se registran cada hora, en punto, a través de nuestro Gran Olivo re:conectado con la naturaleza.

Así es como los árboles se convierten en el entrenador de belleza y naturópata de la vida para nosotros los humanos. Nosotros, los humanos, solo podemos vivir fuera de las leyes de la naturaleza durante un tiempo, hasta que esta desconexión se manifiesta en síntomas. Con el aumento de enfermedades relacionadas con el estilo de vida o la civilización, se está haciendo cada vez más evidente que los métodos holísticos (belleza holística interior y exterior) merecen más atención, utilizando medidas holísticas para minimizar las causas de este desequilibrio, aliviando o incluso curando las enfermedades de la civilización.

En aquel entonces, la gente siempre me miraba con ojos muy abiertos cuando les decía que podía hablar con mis árboles, que eran a la vez coaches de belleza y de vida, pero también naturópatas y sabios consejeros. Hoy, es el material del que están hechos los best-sellers y lo que garantiza altos índices de audiencia en los programas de entrevistas.

Thomas Lommel
Fundador de OLIVE TREE PEOPLE

Thomas y su equipo durante el montaje
Para la primera prueba de funcionamiento, 2015

Conocemos las longitudes de onda vibratorias en las que opera nuestro cerebro, a saber, las ondas Beta (aprox. 18-36 Hz), Alfa (aprox. 18-7,5 Hz), Theta (7,5-3,25 Hz) y Delta (menos de 3,25 Hz). Beta es nuestra capacidad de pensamiento conceptual; Alfa es un estado mental lento y meditativo, hasta llegar a Delta, que es el sueño profundo. Estos niveles de frecuencia se miden en Hertz o “ciclos por segundo” y son una medida estándar. Quizás hayas oído hablar de la “resonancia Schumann”, la frecuencia de oscilación de la Tierra.

Con la ayuda de una bobina de medición de baja frecuencia, el investigador Dr. Philip Callahan midió la frecuencia del estado vibratorio de los árboles. Descubrió que la conciencia de los árboles funciona hasta 24 Hz, lo que significa que se encuentra dentro del espectro de la conciencia humana. Cuando notó que un humano había enviado amor incondicional a un árbol, descubrió que la conciencia tanto del humano como del árbol estaban desfasadas, lo que demuestra que se había establecido una conexión. Este experimento y todas las investigaciones de la Universidad de Damanhur en Italia y la Universidad de Florencia ilustran, tanto sobre una base convencional como científica, que podemos comunicarnos con los árboles.

La conciencia de un árbol y la de una persona son muy diferentes en un nivel, pero parecidas en otro. Como humanos, tendemos a concentrar la mayor parte de nuestra energía y conciencia en lo que podemos ver con nuestros propios ojos y en lo que podemos comunicar. Un árbol “ve” todo lo que lo rodea como una forma, una instantánea de cada momento. Es sinónimo de la percepción de la luz, la temperatura, el agua, la humedad, las cualidades del suelo, las cualidades del aire, etc.

Las enseñanzas o bendiciones que recibimos de los árboles son siempre las que necesitamos en ese preciso momento. Nos las entregan de forma que podamos comprenderlas, siempre en un marco multidimensional que nos permite expandir nuestra conciencia a través de la interacción.

Comunicarse con un árbol es una experiencia maravillosa y además muy fácil. ¡Solo tenemos que llegar a nuestro corazón, limpiar nuestra mente y pedir!