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¿Has abrazado un árbol hoy? Conéctate con tu naturaleza y encuentra tu centro
¿Cuándo fue la última vez que abrazaste un árbol? ¿Recuerdas el alivio que sentiste en el momento en que conectaste con el árbol, como si sus vibraciones estuvieran sincronizadas? ¿Recuerdas el amor reconfortante del árbol envolviéndote en un cálido abrazo, como si estuvieras en casa? ¿Recuerdas la calma que te invadió, como si todos tus problemas y preocupaciones se hubieran desvanecido? ¿Como si estuvieras exactamente donde necesitabas estar y exactamente quien necesitabas ser?
Si tu respuesta fue “no” a alguna de estas preguntas, ¡sal y busca un árbol para abrazar!
En Japón existe un programa de ecoterapia gubernamental que anima a sus ciudadanos a hacer algo muy similar. Lo llaman shinrin-yoku o “baño de bosque”, en el que la gente va al bosque y se sumerge en la atmósfera de los árboles y respira la sutil belleza de la naturaleza. Poco después de que se practicara el shinrin-yoku en la comunidad, los resultados mostraron una disminución de los niveles de estrés, una mejora en la calidad del sueño y un aumento del bienestar general.
Herman Hesse, novelista, pintor y poeta, escribió una carta de amor a los árboles en la que decía: “Los árboles son santuarios. Quien sepa hablarles, quien sepa escucharlos, podrá aprender la verdad”. Los árboles tienen una sabiduría silenciosa, una resiliencia firme y una presencia atemporal que a menudo pasamos por alto. Son una fuente de consuelo, refugio, sanación y alimento espiritual. En su quietud, escuche a los árboles hablarle sobre la verdad de la naturaleza. Regrese a sí mismo y reconozca su propia singularidad.
Si te sientes ansioso, agotado mental o físicamente, aislado socialmente o abrumado, acude a la naturaleza. Siente cómo la sabiduría ancestral de los árboles llena tus células de amor incondicional. Escucha los sonidos de tus vibraciones que se elevan para encontrarse con las de ellos.
No es necesario ir al bosque para conectar con los árboles. Puedes dar un paseo al aire libre, sentarte en el parque o mirar por la ventana y observar un árbol. Siempre se recomienda abrazar un árbol. Si estás encerrado en casa, ponte unos auriculares o pon los sonidos de nuestros olivos suavemente de fondo mientras meditas.
De cualquier forma que te sea posible, conecta con tu naturaleza y encuentra tu centro. Mientras meditas, imagínate sentado con los árboles y practica shinrin-yoku. Cierra los ojos e inhala el intercambio de energía entre tú y el árbol. Ellos inhalan lo que tú exhalas. Este ciclo continuo de dar y recibir te permite saber que eres uno con la naturaleza. Siéntete enraizado en el suelo, como las raíces del fuerte olivo de montaña, y deja que su sonido llene cada célula de tu cuerpo. Deja que la conciencia del olivo eleve la vibración de tu mente consciente y escúchalo decir la verdad. Escucha cómo el árbol te guía de regreso a casa, a ti mismo, y encuentra tu propia singularidad.
Si te conectas con los árboles, tu frecuencia y por tanto tu vida cambiará.